Desde hace mucho tiempo se ha hablado que muchas de las
enfermedades que padecen los seres humanos se producen por acumulaciones Sico-emociónales,
llamados traumas, que de manera inconsciente van afectando determinados órganos,
corazón, hígado, colon, entre otros, hasta convertirlos en enfermedades
propiamente dichas.
Normalmente las personas crean un comportamiento, ya sea
agresivo o pasivo, de forma inconsciente y lo hacen de tal manera que terminan aceptándolo
como propio y lo que es peor como verdadero y único que finaliza con la famosa
frase “yo soy así y no puedo cambiar”. ¡NADA MAS ERRONEO EN LA VIDA!
Nadie nace de una manera o de otra. Es la forma como
acumulamos las circunstancias de la vida y la respuesta que hacemos ante tales
circunstancias lo que convertimos y adoptamos como conductas “propias”. Ser una
persona amargada, agresiva, triste, sin perspectivas y dispuesta a hacerse daño
así mismo o a otros es solo una acumulación
inconsciente y por lo tanto susceptible de modificarse.
El yagé es en este sentido es un excelente sanador, no porque
corrija la enfermedad en si, sino porque te confronta con tu propio interior y te hace corregir los comportamientos errados
que haz hecho en tu vida y además te puede mostrar nuevas perspectivas que te
llevan a realizar cambios fundamentales para tu vida.
Cuando no somos capaces de cambiar nuestros malos hábitos en realidad estamos enfermos y no solo del cuerpo sino también del alma. Por eso se dice con mucha razón que el yagé cura el cuerpo y el alma. A eso también le pueden llamar “sanación espiritual”.